Bajo el influjo de su visión privilegiada y emotiva de las fuerzas fecundas y rectoras del lenguaje, Humboldt llega a pensar que el lenguaje puede ser adverso al hombre. Hasta donde yo tengo noticia, nadie antes había planteado este problema y aun en nuestros días apenas se captan sus consecuencias. La afirmación de Humboldt llama de inmediato nuestra atención:
"Denn son innerlich auch die Sprache dur- chaus ist, so hat sie dennoch zugleich ein unabhaängiges äusseres, gegen den Menschen selbst Gewalt ausübendes Daseins"
[Trad.: Aunque toda lengua esté totalmente interiorizada, posee sin embargo simultáneamente una identidad exterior autónoma que hace violencia al hombre mismo].
(Cfr.: STEINER, G. (2001) Después de Babel. Aspectos del lenguaje y la traducción. México: Fondo de Cultura Económica.p: 104)
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